lunes, 30 de mayo de 2011

Bajaj AVENGER 200

En la última propuesta de la marca originaria de India, la calidad de los productos ya no es noticia. Bajaj se atreve de lleno a deleitar a los exigentes clientes custom con una moto diferente estéticamente, robusta, confiable y, además, con un precio muy tentador.

En números pasados hicimos una interesante toma de contacto con la nueva integrante de la familia Bajaj, la Rouser 220. Durante la prueba comprobamos el buen hacer de esta marca, que día a día gana reconocimiento en nuestro país gracias a una excelente reputación en la fiabilidad mecánica y el apartado prestacional. Dentro de los segmentos de baja cilindrada, hay que destacar a Bajaj por el aporte de tecnologías de última generación en sus máquinas. Sofisticados sistemas de encendido, llamativos grupos ópticos con LED y avanzados tableros digitales son algunos de los componentes a los que nos tienen acostumbrados. Pero si bien hasta ahora se asociaba a la marca con motos netamente utilitarias y urbanas, la nueva Avenger viene a plantar bandera en el segmento custom, un nicho que cada día atrae a más usuarios.

Simplemente, esta moto es diferente. Si bien posee varios condimentos custom que utilizan otras máquinas del segmento, las líneas generales de la Avenger hacen que luzca distinta a las demás. La primera sensación es de una moto larga y baja. El generoso avance de la horquilla es una de las causas, además de un asiento bastante cercano al suelo. Examinando más a fondo sus detalles, sale a la luz el especial esmero y el cuidado que la marca imparte en cada uno de sus modelos: toda la moto emite una sensación de solidez que es muy difícil de encontrar hoy en productos económicos. La horquilla tiene finos barrales, de sistema hidráulico tradicional y sin posibilidad alguna de regulación. El faro delantero, de gran tamaño, gobierna el frente de la moto. La carcasa cromada y la óptica gruesa y estriada hacen recordar a algunos modelos de los años ochenta. Los giros son grandes y redondos, generando un impacto clásico muy marcado. De serie viene con un parabrisas acrílico diseñado específicamente para este modelo, que servirá para cubrirse un poco de las inclemencias meteorológicas.

El manillar no es un drag bar recto ni un “cuerno de vaca”. Es un manillar simple que cumple con lo justo. No es muy ancho, lo que hace que la posición de los hombros se vea un poco encogida. Sin embargo, gracias a unas torretas de sujeción elevadas y adelantadas, los brazos encontrarán rápidamente una posición de lo más natural. Sobre la tija superior descansa un único elemento informativo en forma de velocímetro analógico. Se nos antoja extremadamente clásico y poco funcional, pero creemos que es parte de la esencia nostálgica que el fabricante quiso transmitir. El depósito de combustible no llama la atención por sus formas, sino por la pletina cromada que descansa sobre su superficie, y que incorpora el resto de la instrumentación (testigos luminosos y un útil indicador de combustible). La tapa de llenado tiene llave y bisagra. El asiento de dos niveles está tapizado en cuero de buena calidad. La plaza del conductor es ancha y confortable para garantizar horas sin fatigas a sus mandos. El pasajero no correrá con la misma suerte, dado que el mullido de su porción es menor, pero a cambio dispone de un saludable respaldo lumbar.

La parte baja de la moto es bastante compacta. El motor pasa casi desapercibido, en parte quizás por el sobrio tono gris de su pintura. Las tapas laterales negras combinan en color y forma con los gruesos refuerzos del chasis, que soportan motor y basculante. El escape es, sin duda, la seña de identidad más fuerte de este modelo. Tiene un tamaño bastante considerable, y el silenciador termina en forma cónica por el lado derecho de la moto. Por supuesto, toda su superficie es cromada. Atrás, un tradicional grupo óptico, también con grandes y redondos indicadores de giro, se integra al elevado guardabarros, completando así las líneas de esta singular custom.

Técnica sencilla, pero efectiva

La parte ciclo de la Avenger está compuesta por el conjunto más simple y tradicional que existe en el mundo de la moto: el chasis es un doble cuna en tubos de acero con refuerzo lateral en chapa estampada, y basculante en tubos de sección cuadrada del mismo material. Trae además de serie unas convenientes defensas cromadas delanteras que seguramente ahorrarán caídas accidentales. La mencionada horquilla se complementa con un par de amortiguadores simples anclados directamente al basculante, y regulables en la precarga del resorte. Las llantas son de rayos cruzados con aro cromado, y calzan neumáticos bastante anchos para la ocasión (90/90 R17 adelante y 130/90 R15 atrás), provistos por la prestigiosa firma Duro. Los frenos sobresalen por su temperamento, aunque a simple vista pueden parecer poco eficientes. Un disco simple de 265 milímetros mordido por una pinza de dos pistones y un tambor trasero de 130 y leva simple serán más que suficientes para detener a esta liviana moto. Si bien la palanca del freno trasero tiene un recorrido largo, es bastante dosificable y se defiende bien. El disco delantero se destaca del conjunto por una frenada impecable, hasta excesiva en algunas situaciones si se exagera la presión sobre el comando (dos dedos son más que suficientes).

El motor es conocido por todos, ya que es el mismo que trae la Rouser 200. Se trata de un monocilíndrico vertical de cuatro tiempos y 200 cc, que incorpora el sistema DTS-i de la marca, basado en el doble encendido. Con esta ayuda, más una relación de compresión relativamente cerrada, es capaz de generar la nada despreciable cifra de 17,5 CV de potencia. Nada mal para un pequeño de 200 cc. Al encenderlo se obtiene un arranque rápido y preciso, aunque de inmediato se advierte que el propulsor es un poco ruidoso. Pero no hay por qué preocuparse, dado que son ruidos mecánicos normales (sobre todo al acelerar, se siente el típico silbido de la cadena de distribución). Quizás sea un apartado que Bajaj mejore en el futuro (N. de la R.: se comenta que están por lanzar una nueva mecánica de 135 cc que nada tiene que ver con las anteriores).

La posición de conducción es erguida y confortable. Da la sensación de que se viaja “sobre” la moto y no “en” la moto. El depósito de combustible y la tija primaria quedan muy abajo, otorgando una sensación un tanto rara que desaparece en el acto no bien comenzamos a rodar. Las estriberas están adelantadas (como en toda custom que se precie de tal), ofreciendo una superficie de apoyo bastante generosa. Los mandos están todos a mano, pero el diseño de los conmutadores debería ser un poco más elaborado. Como comentamos antes, el manillar no es ancho, aunque sí muy cómodo merced a unos puños de goma largos y del diámetro justo, además de palancas de freno y embrague de aluminio pulido muy dóciles de accionar. Nada que objetar al pedal del freno trasero, pero la palanca de cambios queda un poco alta, haciendo que el pie izquierdo se fuerce un poco más de lo habitual.

Positivo:

  • Calidad de componentes
  • Potencia del motor
  • Frenos excelentes
  • Suspensión delantera
  • Confort de marcha

Negativo:

  • Potencia del faro delantero
  • Instrumentación anticuada
  • Algunas vibraciones a altas rpm
  • Transparencia del parabrisas mejorable
  • Diseño conmutadores

Datos esenciales
  • Fabricante: Bajaj Auto Ltd.
  • Precio: $ 11.200
  • Garantía: 1 año ó 12.000 km
  • Colores: Negro, Rojo o Azul




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